«SLOW» GRAN VERTICAL

Esta es la primera de una serie de entradas muy especiales para celebrar la quinta temporada de MV. Comenzamos con la Gran Vertical: Con origen en las mismas cabezas pensantes que la Cat700, se trata de una travesía con ADN no competitivo que a lo largo de 360 kms comunica tierras de Tarragona, Castellón y Teruel, con inicio y final en Amposta. Aquí os dejo algunas de mis reflexiones sobre lo que hemos vivido en este evento, que para mí se trata de una perfecta lanzadera de cara a otros retos de mayor distancia.

Desde el principio, nuestra intención era plantear este recorrido desde un punto de vista #SlowBikepacking, ya sabéis mi opinión sobre todo ello, y así reflejar los valores del bikepacking como viaje, como interacción con el territorio, como aprendizaje, como experiencia empática y casi simbiótica con los lugares que pedaleamos. 

Eliseu T. Climent, creador tanto de Cat700 como de GranVertical, es para mí uno de los máximos exponentes de esos valores, y posiblemente una de las personas que más influyó para que la criatura “MontañasVacías” naciera en 2018.

Toda la info del recorrido, aquí

Completar este recorrido como grupo, todos juntos y sin prisas, pretendía rendir homenaje a esa filosofía, que por otro lado, es la seña de identidad y razón de ser máxima de estos dos eventos. Apuraríamos los tiempos de corte, emplearíamos la noche para dormir, y haríamos todas las paradas que pudiésemos allá por donde pasáramos, todo ello, eso sí, intentando no desesperar demasiado al equipo organizador (Eliseu, Mónica, Carles, Simó, sois geniales!! y ese avituallamiento sorpresa de David… tremendo!).

Siento que volver a un evento de Eliseu, ha sido como sacarme una espinita clavada desde la CAT700 de 2018, cuando yo todavía era un bicho ciclista de sangre caliente, planteando aquella experiencia en modo “ultraciclismo”, como si no hubiera entendido nada de lo que el bueno de Eliseu quería contar con su propuesta (aquí la crónica de entonces). Tengo la sensación de que cierta amnesia selectiva hizo que los momentos de penuria tuvieran demasiado peso en mis recuerdos asimilados en aquella ocasión. Por ello necesitaba resarcirme de todo aquello y vivir el paisaje, sentirlo, ser parte de él, eliminar de un soplido la capa hormonal del reto en sí mismo para quedarme con lo básico, con El Viaje, en mayúsculas, con las sonrisas de mis compañeros, con todos esos buenos ratos que me llevo en mis bolsas de bikepacking esta vez.

Por eso quisimos plantearlo como lo planteamos, para demostrar y demostrarnos que hay otra forma de vivir este tipo de eventos. Está claro que no es posible hacerlo en todos, que no todos los trazados o tiempos de corte dan para ello. También tengo claro que rodar 360 kms en 60 h no está al alcance de muchos de los potenciales interesados e interesadas en este tipo de experiencias, es cierto, pero también creo que todo esto puede ser como lanzar un puñado de “semillicas” en un campo, tanto para que como participantes, sepamos que hay otras formas de plantear estos eventos, como para que los organizadores de este tipo de experiencias sepan que hay mucha gente interesada en vivirlos así, que sería muy positivo no dar la espalda a ese perfil de participante que en definitiva, para en los pueblos, se empapa de lo que ve (porque lo ve, ya que pedalea de día!), y probablemente acabe hablando maravillas de una zona en la que ha vivido una experiencia que recordará toda su vida.

¿Acaso no es lo que queremos tod@s? 

PUNTOS DE INTERÉS

  • Atravesar los Puertos de Beceite como primer escollo del recorrido, incluyendo quince minutitos de “hike-a-bike” a causa de un final de etapa de la Volta a Cataluña. #WeLoveEliseu.
  • Llegar a un pueblo como Morella a primera hora de la mañana y desayunar tres veces en una terraza al sol. Claramente, una de esas razones por las que hacemos bikepacking.
  • Regresar a La Estrella, esta vez ya sin sus últimos pobladores, Martín y Sinforosa, que por motivos de salud debieron abandonar su querido pueblo hace tan solo unas semanas, tras más de 40 años siendo los últimos de La Estrella…
  • Descubrir el Parque Natural de Sierra de Irta, y no dejar de sorprendernos en cada pedalada con cómo pudieron salvaguardar un lugar así de la vorágine inmobiliaria de  mediados del siglo pasado. Que siga así por mucho tiempo.
  • Hacer cambiar a mis amigos esa creencia de que Ernesto “no es muy de bares”. 
  • Pero sobre todo, ellos y ella… mis compañeros en esta aventura.. Vosotr@s habéis sido el verdadero punto de interés de esta ruta. Pedalear tres días con vosotros ha sido un auténtico privilegio. Gracias Silvia, Alex G, Héctor, Alex M, Diego, Sergi y Adolf por ser uno de los momentos del año!

Sketch basado en una foto by @conunparderuedas