eng – ESP
María nos cuenta sus experiencias en su primer finde de bikepacking en solitario. El proceso mental para dar el salto, sus miedos, y los valores que ha reforzado al ser capaz de hacerlo. ¡Enhorabuena!
¿Y si…? ¡Mierda! ¡Voy a hacerlo!
En cuanto la idea ha aparecido por mi mente y he notado esas sensaciones en el estómago que se sienten cuando algo te da miedo, he tenido que tomar la decisión de hacerlo.
Ya no hay marcha atrás. Ya no acostumbro a escuchar esos pensamientos que circulan por mi mente cuando pienso en salir de mi zona de confort:
«¿Qué necesidad tienes de hacerlo?»
«¿En serio vas a hacerlo sola?»
«¿No crees que puede pasarte algo malo?»
«Eres demasiado miedosa e insegura para hacer algo así»
No sé muy bien cómo, pero he aprendido a ignorarlos por completo. Ya no forman parte de mí. Sin embargo, ya casi de forma automática (y eso ha llevado años de entrenamiento, os lo puedo asegurar), empezaron a aparecer estos otros:
«Sabes que puedes hacerlo, no tienes excusas»
«¿Por qué no? ¡Puede ser una aventura divertida!»
«Hacer algo que me incomoda está bien, una vez que lo haga por primera vez, todo el posible miedo (que es completamente irracional), desaparecerá y además, te sentirás orgullosa de haberlo hecho y conseguido»
Y es que salir a pasar el fin de semana sola, a hacer bikepacking, haciendo una ruta que no controlo al 100%, siendo responsable del uso del GPS (que hasta hace muy poco no sabía utilizar), ser autosuficiente para acampar y pasar la noche yo sola, en la tienda de campaña… eran cosas que ni se me pasaban por la cabeza… ¿o quizás sí y no lo hacía porque ganaban esos pensamientos del principio?
He hecho esto decenas de veces, pero siempre acompañada. La principal diferencia de hacerlo sola es que yo misma he de autogestionarme y tomar mis propias decisiones.
«¿Cuándo paro a descansar?»
«¿Y a comer?»
«¿Hago una parada en este pueblo o continuo hacia el siguiente?»
«¿Dónde podría montar la tienda?»
«Se acerca una nube, es mejor que monte la tienda ya…»
«¿Doy un paseo o me quedo leyendo dentro de la tienda?»
«¿Qué ceno hoy, bocata de jamón y ensalada? ¿o mejor me dejo el bocata para mañana, por si no encuentro un bar abierto?»
En realidad… si lo pienso bien… no está tan mal decidir en cada momento qué y cómo hacerlo.
En realidad… si lo pienso bien… me gusta el concepto: YO, YO MISMA TOMO MIS PROPIAS DECISIONES.
¿No me da esto un mayor EMPODERAMIENTO? Como persona… como mujer.
¿No me ayuda esto a ganar confianza en mí misma? ¿a aprender a ser lo más autosuficiente posible?
¡TORMENTA!
¡Mierda! ¡Con lo poco que me gustan las tormentas!
Cojo aire y respiro.
¿No forma esto parte de la aventura?
Sonrío.
Doy gracias.
Voy a leer un rato.
Sirva también esta entrada como homenaje a ella. La verdadera culpable de que MontañasVacías exista. Gracias a ella surgió todo. Gracias a ella todo tomó forma. Gracias a ella pasó de ser una locura más en mi cabeza a una locura que de verdad existe. Ella ha tenido que tragarse todos los kilómetros que forman esta ruta, y también todos aquellos que al final fueron descartados. Gracias por tanto!!