Silencio

El Silencio como uno de los recursos más valiosos de nuestro territorio.

No hace falta profundizar mucho para explicar que hemos perdido una parte muy importante de nosotros mismos. La dependencia de la tecnología, la vida en las ciudades, el ritmo de vida que llevamos. No es de extrañar que cuando los viajeros me cuentan su experiencia al finalizar MontañasVacías, muchos de ellos coinciden en que una de las cosas que más ha captado su atención es el Silencio (sí, lo voy a escribir con mayúscula en este artículo).

Por eso es un tema que ha empezado a interesarme últimamente. Pedalear unos días en solitario en un lugar en el que vive menos de una persona por kilómetro cuadrado, prácticamente sin cobertura de móvil y donde una de las cosas que más llama la atención es no oir ni ver a nadie. El hecho de que para muchos esté suponiendo una de las experiencias más enriquecedoras de sus vidas debe hacernos entender, sin ninguna duda, que el Silencio es un valor, un recurso, un tesoro en sí mismo, no solo un síntoma de ausencia, de vacío, de despoblación. Es algo que tenemos que proteger y cuidar. 

«El Silencio no es la ausencia de nada. Es la presencia del todo».

Rumí

Un entorno natural cada vez más ruidoso está provocando que muchas especies animales se vean afectadas a una escala mucho mayor de la que nos imaginamos. Interfiere en su alimentación, en sus periodos de celo, o limitando su percepción de otros peligros. Pero esta ausencia de Silencio no solo afecta a la fauna, también afecta a nuestra salud. Vivimos sumergidos en un océano de ruido constante que nunca desaparece por completo. Está más que demostrado que estos niveles constantes de ruido influyen en el sistema inmune, en el descanso, en la capacidad de concentración, en los niveles de estrés o en la salud cardiovascular.

Todo ello si hablamos de las fuentes externas de ruido, pero, ¿y el ruido interno? En una vida “ultra-conectada” en la que la inmediatez y la continua sobreestimulación nos tiene completamente enganchados, no queda hueco para el Silencio interno. Somos incapaces de estar solos con nosotros mismos, nos aterra dejar de lado nuestros dispositivos que nos mantienen unidos a esa falsa realidad paralela. Una realidad paralela que cada vez nos hace más infelices, por otro lado.

“El caos es el estado natural del cerebro. A través del silencio uno consigue serenarlo”.

Erling Kagge.

Hemos perdido la conexión con los lugares que nos rodean, y lo que es más grave, hemos perdido la conexión con nosotros mismos. Por eso es importante proteger entornos que nos permitan establecer de nuevo esas conexiones.

Creadores de rutas, eventos, marcas, asociaciones, empresas o Administraciones Públicas, todos tenemos la responsabilidad de avanzar en este sentido. En realidad todos la tenemos, cada uno en nuestro ámbito, incluso a nivel individual. Desarrollo y conservación deben ir de la mano. Por eso, considero que es muy importante dar un paso adelante y que la protección de este valor sea una parte importante de mi filosofía, de lo que intento transmitir con este proyecto.

Del mismo modo que retiramos basura y evitamos cocinar fuera para preservar nuestros bosques, o apreciamos la pureza de nuestros cielos, hagamos entre todos que MontañasVacías sea cada vez un espacio más silencioso, un lugar para la reconexión, con nosotros mismos y con el entorno que nos rodea.

Desde pequeños gestos individuales hasta cambios a mayor escala, podemos actuar desde muchos frentes:

  • Busca el silencio, sientelo, que forme parte de tu vida. Empieza con pequeñas acciones como probar a comer en silencio sin pantallas, desconectar una hora antes de acostarte o lanzarte a la meditación o el mindfulness.
  • Prioriza formas de moverte y medios de transporte respetuosos en tus salidas a la naturaleza o en tus viajes: Camina, corre, pedalea, o incluso rema, es lo mejor para tu salud y para la del planeta. Contaminarás menos, generarás menos ruido, y encima estarás más sano.
  • La naturaleza no necesita tu música, puedes vivir sin ella un rato, y probablemente todos podamos hablar un poco más bajo cuando salimos a hacer nuestra actividad, a merendar, o simplemente pasar un rato en el campo. Porque no solo dejamos huella cuando tiramos envases o toallitas, también dejamos huella si provocamos que decenas de animales salgan corriendo cuando la liamos con nuestro ruido. Respeta las horas de descanso si hay gente cerca.
  • Por mi parte, daré un impulso hacia la concienciación sobre un uso responsable de los recursos y materiales que componen MontañasVacías para que el perfil de visitante que recorra estos caminos en bici pueda estar cada vez más en línea con la conservación del Silencio, y que esta sea seña de identidad del proyecto.
  • A una mayor escala, desde las Administraciones Públicas también habría bastante camino por recorrer en este sentido: Por un lado fomentando proyectos que no solo pongan en valor el recurso del Silencio, sino que también lo preserven y ayuden a conservarlo para que siga estando ahí mucho tiempo. Pero por otro lado, también regulando y haciendo cumplir un uso responsable de los entornos naturales. Tal vez no sólo prohibiendo, sino regulando que un uso saludable y responsable pueda reconectarnos con los paisajes que nos rodean. No es fácil, lo sé, pero cada año se legisla sobre asuntos en los que claramente existe mucho menos consenso, ¿no es cierto?

Por tanto, está en nuestras manos fomentar formas de sentir y vivir estos lugares que preserven este tesoro que es el Silencio. Que por mucho tiempo me siga llegando el mensaje: “He estado todo el día pedaleando sin oír nada más que los pájaros y el sonido del viento”.

Y tú, ¿Qué crees que puedes aportar?

Enlaces y libros interesantes:

  • Quietparks.org
  • Mindfulness for Beginners – Jon Kabat-Zinn 
  • Aprender a practicar Mindfulness – Vicente Simón
  • Einstein and the Art of Mindful Cycling – Ben Irvine
  • El Silencio en la era del ruido – Erling Kagge
  • Biografía del Silencio – Pablo d’Ors
  • Irresistible – Adam Alter
  • Documental: 100 días de soledad – José Díaz