Mental Mechanisms

ESP:
Estos días, MontañasVacías cumple 5 años. Hoy me gustaría rescatar un artículo que escribí antes incluso de que la criatura naciera, en noviembre de 2018. Realmente fue mi primer artículo en Inglés, y para mí fue un honor que fuera en un medio del que surgió gran parte de la inspiración para crear MV: Evanoui.cc.
Ha sido muy emocionante volver a leerlo y entender un poquito más las circunstancias en las que surgió todo esto. Espero que lo disfrutéis.

ENG:
These days MontañasVacías turns 5 years old. Today I would like to revive an article I wrote before the creature was born, in November 2018. It was really my first article in English and it was an honour to have it in such an inspiring web as Evanoui.cc.
Re-reading it, and understanding the circumstances that led to it, was really exciting. I hope you enjoy it.
Original English version: Evanoui.cc: Mental Mechanisms

01:00 am

Acabo de caerme en un gran charco de barro. Estoy completamente empapado y embarrado. Después de dieciocho horas pedaleando, estaba empezando a buscar un lugar para vivaquear esa noche. Había estado lloviendo toda la tarde y después de varias horas empapado, estaba empezando a secarme. Vuelta a empezar, en medio de la nada, a varias decenas de kilómetros del lugar habitado más cercano.

No era el escenario soñado. «¿Qué estoy haciendo aquí?» – creo que todos los ciclistas se han preguntado esto alguna vez.

Ira, dudas, ganas de rendirse,

Pero también la realidad de que no puedes rendirte. No había muchas opciones. La única era continuar. Sin embargo, donde sí tenía diferentes opciones era en la forma de manejar aquella situación.

Respiro profundamente, pienso en lo divertido que será recordar todo esto en unos días y vuelvo a montar en mi bicicleta. El mecanismo mental comienza a funcionar.

Mindfulness

Descubrí la atención plena (mindfulness) tres años antes, por casualidad, a través de un artículo científico. Pensé que era una tontería.

Solo unos días después, escuché una entrevista en la radio con un experto en atención plena que hablaba sobre sus usos. Ese mismo día comencé a investigar. Me enganchó.

No se trata de vaciar tu mente y no pensar en nada, sino de calmarla para ver con claridad.

Práctica

Comencé con algunos libros, algunos cursos y, sobre todo, práctica, muchas horas de práctica.

Pronto me di cuenta de que, además de calmar la mente inquieta que solía llevar sobre mis hombros, también empecé a ser capaz de manejar mucho mejor ciertas emociones o estados de ánimo. Además, descubrí que era mucho más fácil realizar todas las prácticas mientras montaba en mi bicicleta en lugar de estar acostado en una esterilla o sentado en el suelo. Pedalear era para mí la mejor manera de no quedarme dormido mientras practicaba. No podía pedir más, todo esto tenía muchas posibilidades.

La Puerta

Uno de los hitos más importantes de ese proceso fue un brevet de mil kilómetros, que de alguna manera quería marcar como un examen final de este primer curso de aprendizaje. La mayor atracción de este desafío era cruzar algo así como un umbral que sentía en mi mente, lo que llamaba «la puerta», ese paso que debes dar cuando la desesperación, el aburrimiento, el dolor o la debilidad te atacan y obligan a tu mente a tomar el control de la situación y comenzar el diálogo, la gestión, que te permitirá continuar. Era un estado mental que quería experimentar, era el examen final de un largo proceso durante esos últimos años. El aprendizaje estaba hecho, pero necesitaba ponerlo en práctica y sentir de lo que era capaz.

Sin embargo, a medida que pasaban los kilómetros, tenía la sensación de que no había puerta, que no existía ese umbral temido y buscado, sino un estado mental mucho más lineal, mucho más continuo, en el que mi mente había tomado el control desde el primer kilómetro y había ajustado su maquinaria automáticamente, moldeando su funcionamiento a medida que los sentimientos ocurrían, sin esperar a que ninguno de ellos se convirtiera en un problema. El diálogo era constante.

Evolución

También sentía que a medida que aprendía y experimentaba los usos de la atención plena, esta misma evolución me pedía más en las áreas en las que la utilizaba. Estos avances eran testigos, o más bien la causa, de mis pasos desde la bicicleta de carretera, las distancias largas y el gravel, hacia el bikepacking. Lo vivía como una evolución natural, como una solicitud de mi mente y mi cuerpo, como una expresión de lo que estaba sucediendo en mi vida.

Además, cada día descubría nuevos usos para todo lo que estaba aprendiendo: tomar decisiones, gestionar el miedo, el dolor, los hábitos alimenticios o la pereza. Creo que esta última puede ser la más difícil de trabajar para mí.

Los paseos cortos durante la semana, incluso aquellos de menos de una hora, al principio eran momentos de práctica, pero más tarde se convirtieron en algo así como momentos de regalo, minutos que añadían vida a mi día a día.

Las salidas más largas durante los fines de semana gradualmente dieron paso a rutas de bikepacking en solitario, desde casa, durante todo el fin de semana, para disfrutar de mi propia compañía, algo que sentía que había perdido en la agitación de mi vida cotidiana.

Era curioso, después de más de veinte años en bicicleta, ahora tenía la gran sensación de estar disfrutando más de mi bicicleta que nunca.

Volviendo a esa noche…

En medio de la nada, temblando, rodeado de barro dondequiera que mirara (incluso si me miraba a mí mismo), tenía sueño y me sentía completamente solo. Sin embargo, volví a pedalear.

Sabía que todo iría bien, que todo fluiría. Fue uno de los mejores viajes de mi vida.